Nuestro principal objetivo en estos momentos es determinar quien es el enemigo, donde se esconde, cuales son sus armas. Nuestros padres pensaron que el enemigo era aquel gordo burgués que se jactaba de sus comodidades y de su superioridad sobre los otros: "el proletariado". La cuestión era fácil, casí tan facil como una película de vaqueros, los malos son los burgueses y los buenos los proletarios.
Siento defraudarte mi amigo, las cosas no son tan fáciles, el enemigo se esconde no solo en el alma de los burgueses criollos que se deleitan pavoneandose en fiestas multicolores, el enemigo esta en todos lados: en el intelectual que se vanagloria de sus nimiedades literarias, en el ama de casa que desgasta sus pupilas ante la pantalla del televisor, en el oficinista que palidece bajo los rayos catódicos que expelen los tubos de neón que iluminan su oficina. El enemigo no es un cliché, se parece más a un cancer o a un virus que carcome todo, el enemigo es todo.
Si el enemigo es todo, si el enemigo es el sistema, debemos golpearlo con la única arma posible: la burla; ponerlo en ridiculo, ponernos en ridiculo. El sistema quiere que todo sea serio, que nos pongamos serios: ponte serio, pongase serio, esto es en serio. Su arma consiste en hacernos creer que las cosas tienen un proposito, un sentido, que estamos en este mundo por una razón. Conocete a ti mismo, encuentra el sentido de tu vida, encaja. Basura, somos una escoria, no somos nada, vinimos aca por una macabra casualidad, tenemos conciencia por un capricho químico.
La revolución no se puede tomar en serio, al fín y al cabo no somos ningunos revolucionarios, no queremos cambiar las estructuras sociales, nos fascinamos con las falsas realidades de los "reality shows", yo escribo esto desde un headquarter corporativo, hago cosas "serias", uso corbata, use corbata en el colegio; soy una contradicción andante ¡Cómo puedo pretender ser un revolucionario!. Lo único que pretendemos ser es el espejo del espejo, demostrar que todo es un chiste, que todo puede ser convertido en algo rídiculo, que la vida es absurda, caótica, multiple. Que la verdad no es monolitica, que la verdad no existe. Queremos, unicamente, ser el espejo del espejo, refractar lo serio, regocijarnos con las contradicciones.
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