Por: Giomar Palotes
La noche del 20 de noviembre un buen amigo ( miembro de PPCN) nos convido a un fantástico certamen lleno de luces y color: ¡MIS TANGA, CALDAS!
Bastante entusiasmados por el acontecimiento y portadores de sendos PASES DE CORTESÍA, nos dirigimos a uno de esos lugares ubicados ( a falta de un Chinatown o un Little -Italy) en la colonia costeña de la capital o Little-Barranquilla ( calle 116). Al llegar, contactamos a uno de esos bouncers que se creen miembros de la GESTAPO y le hicimos saber, con orgullo, que teníamos invitación; se limitó a responder que había un consumo mínimo de veinte mil pesos oro ($20.000). ¿Es posible tal falta de cortesía con alguien que tiene pases de cortesía?. Pues no satisfecho con esto, se atrevió a insinuar (definitivamente a las personas equivocadas) que no solo deberíamos pagar, si no que tampoco podíamos entrar en tennis. ¿Qué tal la estupidez? Como si alguien embelesado por una vieja medio embola le fuera importar o, más aun, se fuera a fijar si el vecino tiene tennis o unas botas de cuero de reno.
Definitivamente esos bouncer en posesión de uno de esos auriculares de guardaespaldas son un cóctel molotov que pude convertirse en algún tipo de autodefensa- BUPC (Bouncers Unidos Por Colombia)-si no se les controla. No seria sorprendente que pasara en este país, como ocurre con la mayoría de los grupos medianamente organizados a los que no se les para bolas. No se les haga raro que grupos como AMAS DE CASA DESESPERADAS o MOVIMIENTO PRO EMPLEADAS QUE SE LES TORCIÓ LA CARA PLANCHANDO tengan algún tipo de auge en esta desgastada sociedad.
Por otro lado, no es nuevo que lo inviten a uno a un sitio y en realidad se trate de una treta para ganar dinero. ¿A caso no les enseñaron que invitación es invitación, que lo que se regala no se pide y que el que sale como papas?
Amigos o enemigos de PPCN, duden hasta de la invitación a las bodas de oro de sus abuelos pues, de pronto, tiene consumo mínimo.