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PERICO DE LOS PALOTES CABALGA DE NUEVO
Reivindiquemos los valores clásicos de la moda masculina. ¡Abajo el tres botones!

 
 
Por:  Elver Gomez Torva

 Quisiera manifestar mi desagrado hacia esa nueva tendencia de la moda propia de todo porcino yuppie, que consiste en haber catapultado a la fama la moda del vestido de tres botones. Estos subversivos de la moda han osado sustituir los clásicos diseños el vestido de seis botones cruzado y el dos botones de solapa estilo signo de mayor o menor por el adefesio, a suponer elegante, de los sacos modelo tipo envuelto. Me refiero con esta expresión a los cada vez más populares sacos de tres o más botones, que nos recuerdan a las lúgubres y horripilantes sotanas sacerdotales, negras en color y en estilo, pero también oscuras en lo estético y lo funcional. No deja de causarme sorpresa el efecto rodadero que ha traído consigo la modita esta de los vestidos multiojal.       

 Reconozco, no obstante, que los vestidos de tres botones han hecho desde siempre parte de los armarios de los señores elegantes. Lo que me perturba es la manera como lo lucen estas nuevas generaciones de marranos esnobistas, quienes, queriendo sentar las bases estéticas de la elegancia, han subvertido el sentido de lo bello en el vestir que no es otro que el de pasar desapercibido. Si pasar desapercibido es sinónimo de elegancia según palabras de un querido poeta, su antítesis  se ve materializada en las nuevas tendencias de la moda masculina: zapatos brillantozos punta mogolla; chalecos contrahechos; hileras infinitas de botones; cuello estilo francés más nudo tipo Don Chinche y camisas colores pastel intenso, características estas que hacen del clóset de un yuppie la vasija escatológica más repulsiva y detestable que jamás haya existido.

Y como para que los yuppies se revuelquen en su lodo de fango pestilente, habrán notado ustedes que un sector particularmente reconocible de presentadores deportivos me refiero al profe Cerdo Antonio Vélez, al detestable pero bien informado César Augusto Londoño y al alopécico Ricardo Borrego, entre otros hace gala de sus trajes con orgullo, como si el grado de distinción y elegancia fuera proporcional a la cantidad de ojales y botones cosidos. Al parecer los sastres de hoy en día se preocupan más por las antinomias del buen gusto, que por los sencillos pero siempre extraordinarios diseños clásicos: solapa intermedia; camisa de cuello moderado (ni muy abierto ni muy cerrado) y de colores apacibles; nudo Windsor y zapatos estilo Florsheim vinotintos oscuros.

Este comentario no es una queja lastimera, pero sí es una catajarria de inconformidad y molestia frente a la impotable y nauseabunda actitud de los neófitos e intonsos yuppies desechables, tan altivos y tan mal vestidos con sus paquetes de envoltura.

¡Por favor malditos yuppies, un poco de sensatez! Es hora de reivindicar los valores clásicos de la moda masculina y dejar atrás la lobería y el mal gusto propios de su esnobismo consumado no olviden que la palabra esnobista tiene origen en la expresión inglesa son of nobody. Me imagino que no hace falta que traduzca el significado de la expresión ... cualquier yuppie que se respete tiene que saber inglés. Pero, fundamentalmente, tiene que saber aparentar.

¡Abajo los yuppies come sushi!

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